Uno de los errores más costosos es concentrarse únicamente en el precio final de la puja. El valor que ves en la subasta es solo una parte de la inversión total. A eso debes sumarle comisiones de la subasta, cargos administrativos, transporte interno en EE.UU., envío marítimo, impuestos de importación y reparaciones necesarias para que el carro quede en condiciones óptimas. Si no calculas todo esto, podrías terminar pagando mucho más de lo previsto y afectar tu rentabilidad como importador.